Lesoto, un pequeño país enclavado en el sur de África, se enfrenta a una crisis de salud mental alarmante. Con una tasa de suicidios de 87.5 por cada 100,000 habitantes, Lesoto tiene la tasa de suicidios más alta del mundo, superando con creces a otros países.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tasa de suicidios en Lesoto es más del doble que la del siguiente país en la lista, Guyana, que tiene una tasa de poco más de 40 por cada 100,000 habitantes. Esta cifra es casi diez veces el promedio mundial, que se sitúa en nueve suicidios por cada 100,000 personas.

 

Detrás de estas estadísticas sombrías hay historias personales desgarradoras. Matlohang Moloi, una madre de 79 años, perdió a su hijo primogénito, Tlohang, a los 38 años. “Tlohang era un buen hijo. Me habló de sus problemas de salud mental”, dice Moloi. “Incluso el día que se quitó la vida, vino a mí y me dijo ‘madre, un día oirás que me he quitado la vida’. Su muerte me dolió mucho”.

Varios factores contribuyen a esta crisis. La pobreza, el desempleo y la falta de acceso a servicios de salud mental son problemas persistentes en Lesoto. Además, existe un estigma cultural significativo en torno a la salud mental, lo que dificulta que las personas busquen ayuda.

A pesar de estos desafíos, hay esfuerzos en marcha para abordar la crisis. Organizaciones no gubernamentales como HelpLesotho están trabajando para equipar a los jóvenes con las habilidades necesarias para gestionar su salud mental. En la ciudad de Hlotse, Lineo Raphoka dirige sesiones de terapia de grupo para mujeres jóvenes, proporcionando un espacio seguro para hablar sobre sus problemas y encontrar apoyo.

Patience, una joven de 24 años que participa en estas sesiones, comparte: “La gente piensa que va en contra de nuestros principios, nuestras experiencias culturales, nuestra espiritualidad como africanos y como comunidad en general. Pero también estamos escondiendo lo que está sucediendo. He perdido a tres amigos por suicidio. Yo misma lo intenté”.

La situación en Lesoto es un recordatorio urgente de la necesidad de abordar la salud mental con seriedad y compasión. Mientras las organizaciones y las comunidades trabajan juntas para cambiar esta realidad, es crucial que se continúe apoyando y ampliando estos esfuerzos para salvar vidas y ofrecer esperanza a quienes más lo necesitan.

📷: BBC