La familia de Yasmin Eid, desplazada cinco veces por los bombardeos en Gaza, enfrenta una crisis de supervivencia en un campamento del centro de la franja. Como muchas otras familias, sobreviven con una sola comida diaria mientras los precios de los alimentos básicos se disparan. El kilo de cebollas cuesta 9 euros y una botella de aceite 14, mientras que la carne desapareció de los mercados. Naciones Unidas advierte que el hambre severa afecta cada vez más hogares en la región.
En medio de la devastación, la Corte Penal Internacional emitió órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su exministro de Defensa, acusándolos de utilizar “el hambre como método de guerra”. Israel niega las acusaciones y responsabiliza a Hamás por la crisis, mientras que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó los cargos como “escandalosos”. Al mismo tiempo, el robo de 100 camiones de ayuda humanitaria ha agravado la situación en el sur de Gaza.
La entrada de ayuda humanitaria es insuficiente. Mientras antes de la guerra ingresaban unos 500 camiones diarios, ahora apenas llegan 80. Israel asegura que no restringe la ayuda y culpa a las agencias de la ONU por no agilizarla. Sin embargo, el bloqueo y los altos precios mantienen a cientos de miles de personas atrapadas en una crisis sin precedentes, con el hambre y la hiperinflación como amenazas constantes.
Fuente: EURO NEWS