Miles de familias palestinas desplazadas enfrentan ahora los embates del invierno en campamentos improvisados, como el de Deir al-Balah, donde lluvias, fuertes vientos y mareas altas destruyen tiendas de nylon y plástico. Los intentos de construir barreras protectoras contra el mar se ven frustrados por la fuerza de la naturaleza, mientras las temperaturas descienden hasta 10 °C.
El director de UNRWA, Philippe Lazzarini, advirtió que el frío puede provocar más muertes entre los más vulnerables, incluidos niños y ancianos. Con niveles mínimos de ayuda humanitaria ingresando a Gaza, las condiciones de los desplazados empeoran. Familias como la de Mohammad Younis y Um Fadi enfrentan noches sin refugio adecuado, expuestas a la humedad y el hambre, sin un lugar seguro donde resguardarse.
La llegada del invierno intensifica la precariedad de una población ya golpeada por el conflicto, con tiendas inundadas y mantas empapadas que no pueden ofrecer calor ni protección. Mientras el mundo observa, Gaza sigue sumida en una tragedia humanitaria sin alivio a la vista.
Fuente: CNN