El 6 de diciembre de 1978, los españoles votaron en un histórico referéndum que aprobó la Constitución Española, con el 91,81% de respaldo de los 17 millones de ciudadanos que participaron. Este hecho marcó el inicio de una nueva etapa democrática tras la dictadura franquista, convirtiéndose en la columna vertebral del sistema político y jurídico que ha regido el país durante más de cuatro décadas.
La Constitución establece principios fundamentales como los derechos y libertades públicas, la división de poderes y la soberanía popular, pilares esenciales para superar las tensiones históricas de España. “La Carta Magna no solo consolidó la democracia, sino que permitió resolver conflictos arraigados y modernizar el Estado”, señalan analistas constitucionalistas.
Entre sus aportaciones clave están la regulación del papel de la Corona, el diseño del Estado de las Autonomías y la separación de la Iglesia del Estado. Estas medidas, fruto del consenso entre todas las fuerzas políticas de la época, requirieron la elaboración de dos proyectos y la inclusión de 3.100 enmiendas, según explican expertos del Congreso de los Diputados. “Fue un ejercicio de diálogo único que garantizó la pluralidad y la convivencia”, subrayaron fuentes parlamentarias.
El Día de la Constitución, declarado festivo nacional, no solo conmemora este logro democrático, sino que también fomenta la reflexión sobre su vigencia y los retos del modelo político actual. Este día es parte del popular “puente de diciembre”, atrayendo a muchos turistas a las ciudades históricas de España, donde se organizan actividades culturales y actos institucionales.
Hoy, 46 años después, España celebra esta efeméride como símbolo de unión y progreso, destacando la importancia de una norma que sigue siendo un referente en la política nacional. “El consenso y la voluntad del pueblo fueron la clave para construir un Estado democrático que sigue avanzando”, concluyen expertos en derecho constitucional.
Fuente: El MUNDO