Un equipo periodístico de EL DEBER descubrió una pareja quemando bosque seco chiquitano en San Miguel de Velasco, tres horas de distancia, durante una inspección para verificar la situación de avasalladores en una zona de manejo forestal sostenible. Esta actividad se da en medio de una pausa ambiental, cuando Bolivia enfrenta un desastre por incendios que han arrasado 10 millones de hectáreas. La inspección reveló que los avasalladores han desmontado 700 hectáreas, afectando a más de 50 mil árboles aprovechables.

 

 

Cimal-Marbol, empresa con una Autorización Transitoria Especial (ATE) para el manejo sustentable del bosque por 40 años, ha enfrentado problemas de avasallamiento desde el año pasado, a pesar de tener una orden de desalojo emitida en julio de 2023 que aún no se ha ejecutado. Paulo Silva, fiscalizador del área forestal, indicó que los asentamientos ilegales están perjudicando el manejo sostenible y que sus rondas no han logrado encontrar a los responsables, solo la devastación.

 

 

Durante el recorrido, los avasalladores expresaron su intención de sembrar soya y maíz en la tierra ocupada. Orlando Melgarejo, vicepresidente del Consejo de certificación forestal voluntaria CFV-FSC, advirtió que el cambio en el uso del suelo imposibilitará el aprovechamiento forestal sostenible en la zona afectada, cuya recuperación tardará más de 25 años.

 

Melgarejo cuestionó la inacción del Gobierno nacional y sus instancias como la ABT, INRA y la Policía, señalando que la orden de desalojo aún no ha sido implementada a pesar del tiempo transcurrido desde su emisión. La situación pone en riesgo no solo el bosque seco chiquitano sino también los esfuerzos por mantener un manejo forestal responsable en la región.

Fuente: El Deber